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Día Int. de la Mujer: Comprender las dinámicas y exigencias de manera diferencial para contribuir a la disminución de la brecha de género

8 March 2024
Velar por la garantía de los derechos de las mujeres para acelerar la equidad de género

Históricamente las mujeres han alzado su voz en pro de la búsqueda de mayor igualdad y acceso a derechos. En numerosas e históricas movilizaciones las mujeres han protestado contra las difíciles condiciones de trabajo a las que se veían y ven expuestas, dentro de las cuales se han identificado las excesivas jornadas de trabajo y menor salario, con relación a los hombres, quienes cumplen sus mismas labores; inhumanas condiciones laborales en sus sitios de trabajo; violencia sexual por parte de compañeros y jefes, etc. Así mismo, han levantado su voz para exigir su derecho al voto y mejoras en los contextos de vida que les permita participar en diversos ámbitos de manera igualitaria.

Cientos de mujeres, en diversos países del mundo, pertenecientes o no a procesos comunitarios continúan afianzando sus liderazgos y reivindicando sus luchas, logrando abrir más campo en espacios de participación y en acceso a derechos. Luego de décadas de exigencias, en 1975 la Organización de las Naciones Unidas – ONU, declaró el 8 de marzo como la fecha para reconocer las luchas históricas de cientos de mujeres y conmemorar a nivel mundial un presente y futuro igualitario para todas.

Ver aquí un recorrido interactivo de las luchas de las mujeres en la historia

Breve panorama de la realidad de las mujeres en América del Sur

Violencia de género

Según el Boletín N°2: Violencia Feminicida en Cifras de la CEPAL, para el año 2022, se observa que en América Latina se encuentran las tasas más altas de feminicidios o muertes violentas de mujeres por razón de género, y muchos de estos asesinatos son cometidos por parejas, ex parejas o personas cercanas. En esta región, se encuentran 14 de los 25 países con las tasas más altas de feminicidios del mundo.

En ese sentido, para Protection International, es importante trabajar en desnormalizar la violencia y despatologizar las respuestas ante ésta, las cuales cobran un sentido social y político. Por ello, se debe poner en el centro la necesidad de reivindicar mejores condiciones y garantizar los derechos de las mujeres como personas DDH (PDDH) para conseguir un entorno que facilite un buen estado de salud, desde la perspectiva de la salud integral. Atender de manera holística las distintas dimensiones que permiten un buen estado de salud mental, como son la emocional, física, espiritual, económica y social.

Violencia contra mujeres defensoras de DDHH

Las personas defensoras de DDHH en Latinoamérica enfrentan múltiples riesgos en la labor de defensa de derechos: amenazas, estigmatización, desplazamiento forzado, criminalización, acoso judicial, ataques digitales y asesinatos selectivos. Según Front Line Defenders la criminalización fue la forma de agresión más recurrente en el año 2022 hacia las PDDH. En ese contexto, la situación de las mujeres defensoras de DDHH es igualmente crítica, siendo las amenazas de muerte, la violencia física y la violencia sexual las agresiones más registradas por las organizaciones sociales.

El informe de Front Line Defenders, del año 2023, indica que 401 defensores de los derechos humanos fueron asesinados en 26 países en el año 2022, frente a las 358 personas asesinadas en 35 países en el año 2021. Según los datos de HRD Memorial (Memorial de los defensores de los derechos humanos), más del 80% de estos homicidios se produjeron en cinco países: Colombia, Ucrania, México, Brasil y Honduras. Según Global Witness, en el año 2022, en la región latinoamericana se presentaron el 88% de los asesinatos; y el 36% de los asesinatos dirigidos a PDDH en el mundo, fueron hacia personas pertenecientes a pueblos indígenas 2 en Brasil, Colombia, Ecuador, Filipinas, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Perú y Venezuela.

En el caso de Colombia, por ejemplo, para 2022 hubo 17 asesinatos de mujeres defensoras, las cuales estaban ubicadas en Nariño, Cauca y Putumayo, así lo asegura la Comisión Colombiana de Juristas (CCJ), en su más reciente Boletín Patrones de la violencia contra personas defensoras, líderes y lideresas sociales a nivel nacional, en el que además da cuenta de la gravedad de este tipo de violencia en contra de la labor de defensa de derechos y el ejercicio de liderazgos sociales por las mujeres, que se materializa a través de agresiones como la tortura, desapariciones en conexidad con los homicidios, ataques y asesinatos en contra de hijos (uno de ellos en gestación), esposos y hermanos, así como continuas amenazas que incluyen lenguaje estigmatizante y sexualizado.

Pobreza, acceso laboral y monetario

En pleno siglo XXI, la pobreza sigue siendo un gran obstáculo para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres, en términos generales, las mujeres y las niñas ocupan un alto porcentaje en las tasas de pobreza, sufren más vulnerabilidades económicas y asumen la mayor parte de la carga de trabajo no remunerado asociado a las tareas domésticas y de cuidado (PNUD, 2016a) (CEPAL, 2019a).

Para el caso de la población rural, en América del Sur la pobreza de las mujeres rurales está altamente ligada a la poca posibilidad de disponer de medios de producción como:  acceso al agua, semillas y a la tierra, que aún es muy limitado, en comparación con los hombres. En términos de posesión de tierra, más del 80 % de los hombres son dueños de tierra, mientras que menos del 20 % de las mujeres poseen títulos de propiedad (ONU Mujeres). Además, el tamaño promedio de las explotaciones en predios rurales, que son propiedad de los hogares cuya jefatura es de una mujer, representa entre un 64 % menos de extensión respecto a la de los hombres, como es el caso de Ecuador, y un 20 % menos, como sucede en Chile.

De otro lado, el informe Progreso en los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Panorama de Género 2023 de la ONU, da cuenta de cómo la brecha laboral y de ingresos es uno de los principales factores que potencian la feminización de la pobreza con salarios más bajos, trabajos no remunerados y mayor tiempo dedicado a los cuidados. Por cada dólar que ganan los hombres en ingresos laborales a nivel mundial, las mujeres ganan sólo 51 centavos. Además, sólo el 61,4% de las mujeres en edad laboral óptima está en el mercado laboral, en comparación con el 90% de los hombres en la misma situación. Asimismo, la próxima generación de mujeres seguirá dedicando una media de 2,3 horas diarias más que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.

Según ONU Mujeres, se calcula que en América del Sur por cada 100 hombres, hay 124 mujeres viviendo en la extrema pobreza, y que 118 millones de mujeres viven en situación de pobreza, lo que traduce en un retroceso de 10 años frente al alcance de la igualdad.

Espacios de participación y toma de decisión

Aunque el Índice Global de Brecha de Género anual del Foro Económico Mundial en su más reciente informe de 2023 , asegura que la región ha experimentado una mejora importante  en temas como empoderamiento político, redundado en el aumento de la proporción de mujeres que ocupan cargos políticos, para diversas organizaciones de mujeres, el ejercicio del poder, la toma de decisiones y la participación de las mujeres continúa siendo reducida.

Para Protection International, esta situación se evidencia a través de las barreras de participación que no permiten ampliar los espacios de incidencia y toma de decisiones de las mujeres al interior de sus comunidades, organizaciones y espacios políticos. Tal como se da cuenta en nuestra reciente investigación titulada Mujeres Indígenas y Cambio Climático: juntanza de saberes para la protección de la Orinoquía Colombiana, en la que participaron como co-investigadoras mujeres indígenas del Departamento de Vichada en Colombia.

En esta investigación, las mujeres dieron cuenta que la posibilidad de ser parte de los espacios de toma de decisión se ve reducido por barreras internas, que hacen referencia a aquellos obstáculos que se reproducen al interior de las familias y las comunidades, algunas como formas de expresión cultural, que a la vez restringen la participación de las mujeres en los espacios de decisión, gestión territorial y defensa de los derechos colectivos y territoriales. La asignación casi exclusiva de los roles de cuidado al interior del hogar, aleja a las mujeres de los espacios de decisión en las luchas colectivas. El escaso acceso a información relevante que se comparte con las mujeres frente a las situaciones contextuales, las disputas territoriales, las posibilidades de acción para la defensa de derechos y los procesos de reivindicación, restringen su derecho a la participación política.

De otro lado, se encuentran las barreras externas, entre las cuales se encuentra el marcado racismo estructural y el hecho de que la institucionalidad pública local lleva a cabo prácticas que responden a un sistema patriarcal y colonial que carece de un enfoque de género y étnico, restringiendo la información de acceso a los programas y proyectos de política pública destinado a las mujeres, así como a los procesos de participación e incidencia política que podrían mejorar sus condiciones de vida, limitando su derecho a la participación.

Velar por la garantía de los derechos de las mujeres para acelerar la equidad de género

Este año la campaña mundial del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, tiene como fin invitar a los gobiernos a poner en el centro de las discusiones y de las políticas públicas a las mujeres, para que de manera diferencial y asegurando recursos para implementar acciones, los cambios puedan verse de una manera más rápida.

Según ONU Mujeres, uno de los principales obstáculos para lograr la igualdad de género en 2030 es falta de financiamiento a las acciones destinadas a alcanzar la igualdad, con un déficit anual de 360.000 millones de dólares.

Desde Protection International nos sumamos a este llamado y seguimos comprometidos con la igualdad de género, creemos en el poder que históricamente las mujeres han tenido para llevar adelante cambios en las sociedades y alcanzar un desarrollo justo, sostenible, y respetuoso de la naturaleza, los pueblos étnicos, la cultura, la vida y los derechos de mujeres y niñas.